Me vino la crisis con la pandemia. Y me llamaron del consultorio que vaya, los exámenes estaban mal, y de verdad estaban mal. Y era por el encierro […] La soledad me fue llevando más al hoyo, al hoyo. Tomaba pastillas, pasaba durmiendo […]. Y tenía, estuve como un año, más de un año, con una psicóloga, que me hacía eso, que “Señora Lola, perdona, no puedo atenderla, que tome hora para otro día”. Y el año pasado […] Me encontraron una pelota aquí, me operaron […] Y me mandaron donde este psicólogo […]. Él me tomó como si me conociera de años. Ese abrazo que me dio fue un abrazo tan de médico a paciente… Que después me quisieron cambiar y yo dije no. Y me preguntaron por qué, y yo les dije: por primera vez que me toca una persona que realmente me escucha. […] Entonces tu te sientes… Vales! ¡Eres una persona! (Mujer de 74 años)